La gran falla de la iglesia en la educación de los hijos

 

Prob. 22.6 Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él. (RV.v 60)

Dale buena educación al niño de hoy, y el viejo de mañana jamás la abandonará. (Dhh.)

Instruye al niño en su camino, y ni aun de viejo se apartará de él. (R.V v 95)

 

Int. El tema de la educación a los hijos es muy confusa hoy en día por que no tenemos una cultura de enseñanzas morales.

           Se le da escuela secular a los hijos desde el kinder hasta la preparatoria y los más esforzados logran darle una carrera.

           En la escuela laica se les capacita para los asuntos básicos del conocimiento general sobre historia, sociales y ciencias naturales. También aprenden algo de valores cívicos como el respeto a los símbolos patrios y aprenden a desenvolverse en la sociedad a través de participar en eventos cívicos como los desfiles, concursos de oratoria o poesía, y es muy saludable también el fomento a los deportes que no faltan en todas las escuelas..

           Pero el valor de la amistad, la unión familiar, la pureza, el respeto, la dignidad, y el temor a Dios ¿donde lo aprenden?

           ¿Es solo con conocimientos científicos y culturales que se forma una nación? ¿Cómo se ha de proteger a la familia de los bombardeos del libertinaje secular que esta imponiéndose hoy, y que esta rebasando el concepto de familia? ¿Con que nos vamos a defender de los ataques de la nueva cultura de tolerancia a los homosexuales y lesbianas que están ganando terreno en las leyes de nuestro país y que ahora pueden formar sociedades conyugales y adoptar hijos? ¿Qué les han de enseñar a las próximas generaciones acerca de Dios, la familia, el respeto a la vida, la moral y la verdad? si los hijos son el reflejo de los padres ¿padres homosexuales formaran hijos sanos, y normales heterosexuales? Ya que el estilo de vida se transmite y se repite.

 

  • el error de la religión.

 

La religión ha pretendido enseñar dichos valores morales con tradición pero sin la base en la razón y la revelación de la palabra de Dios.

Y como resultado tenemos una sociedad con una falsa moral o doble moral ya que por un lado defienden lo que suponen que debe ser y por otra parte ellos mismos no pueden vivirlos.

Esto confunde a los hijos en su adolescencia escuchando una cosa y viendo otra.

 

  • la clave: el conocimiento vivido de la palabra de Dios.

Los padres deben primero llegar a conocer a Dios de una forma real y personal para poder vivir los valores cristianos y encontrar   en ellos la satisfacción y el gozo que produce vivir de acuerdo a la voluntad de Dios.

Por consecuencia los hijos experimentaran a través de la vivencia los valores que quedaran fundados como simiente en su carácter.

Algo que se bebió de niño se queda tan clavado como parte de su esencia que es casi imposible arrancárselo.

Por ese hecho es que muchos cristianos que antes de conocer a Dios vivieron una vida desordenada, fracasan en el intento de cambar muchos de sus antiguos hábitos porque no es fácil arrancar algo que aunque es negativo fue también el alimento que lo formó y tratar de arrancarlo es casi como arrancarle un órgano vital.

Solo a través del milagro del nuevo nacimiento y la disciplina del Señor a través de vivir las enseñanzas de la Biblia es que el hombre puede llegar a alcanzar parecerse a Cristo.

“si no naces otra vez pero de agua y espíritu no puedes ver el reino de Dios”

 

 

  • la disciplina del Señor.

Después de nacer de nuevo a través del verdadero arrepentimiento y la regeneración que da el Espíritu Santo, es absolutamente necesario ceñirse a la disciplina del Señor que ira desplazando gradualmente la vieja naturaleza viciada de pecado para dar paso a los nuevos valores espirituales y morales del Cristiano.

Colosenses 3: Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; 6cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia, 7en las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais en ellas. 8Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca. 9No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, 10y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno, 11donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos. 

12Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; 13soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. 14Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. 15Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos. 16La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. 17Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.

Deberes sociales de la nueva vida

18Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor. 19Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas. 20Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, porque esto agrada al Señor. 21Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten. 22Siervos, obedeced en todo a vuestros amos terrenales, no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino con corazón sincero, temiendo a Dios. 23Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; 24sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís. 25Mas el que hace injusticia, recibirá la injusticia que hiciere, porque no hay acepción de personas.

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1Amos, haced lo que es justo y recto con vuestros siervos, sabiendo que también vosotros tenéis un Amo en los cielos.

2Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias; 3orando también al mismo tiempo por nosotros, para que el Señor nos abra puerta para la palabra, a fin de dar a conocer el misterio de Cristo, por el cual también estoy preso, 4para que lo manifieste como debo hablar.

5Andad sabiamente para con los de afuera, redimiendo el tiempo. 6Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno.

 

Efesios 4: Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, 18teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón; 19los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza. 20Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo, 21si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús. 22En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, 23y renovaos en el espíritu de vuestra mente, 24y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.

25Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros. 26Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, 27ni deis lugar al diablo. 28El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad. 29Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. 30Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. 31Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. 32Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.

Hebreos 12:5y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes cuando eres reprendido por él; Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo.

7Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? 8Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos. 9Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos? 10Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad. 11Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.

 

  • El modelo Bíblico

En una familia Cristiana los padres viven su relación con Dios, por consiguiente se aman y respetan, los hijos observan a los padres como oran, adoran y se muestran amor luego reciben la instrucción e imitan lo mismo.

Un día a la semana se reúnen para orar, leer la Biblia, los hijos preguntan y el padre les explica, comen con armonía y se recrean juntos, final mente esperan con entusiasmo que llegue otra ves el día de regocijo familiar.

Deuteronomio. 6:4-6 Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. 5Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. 6Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; 7y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. 8Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; 9y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas.

Aquí vemos dos mandamientos: 1 primero ama a Dios 2. Entonces enséñale a tus hijos.

 

PERO QUE ESTA PASANDO EN LA IGLESIA

 

Los hijos no están recibiendo la instrucción y la disciplina de sus padres, ni siquiera los apoyan para que participen de la enseñanza que da la iglesia a través de la escuela dominical

los hijos no tiene interés por asistir y los padres tampoco

los padres no viven su fe y su relación con Dios esta mal y los hijos no quieren saber de Dios

finalmente los hijos crecen sin formación espiritual y no llegan a hacer compromiso con Dios y se van de la iglesia, se casan con inconversos, los padres sufren el dolor de ver a su hija embarazada y madre soltera, al hijo drogadicto o mujeriego golpeador y regando hijos sin compromiso etc.

el diablo se burla del dolor pero los cristianos no hacen nada para remediar ese mal.

 

Proverbios 13:18 Pobreza y vergüenza tendrá el que menosprecia el consejo;

Mas el que guarda la corrección recibirá honra.

Proverbios 10:1 El hijo sabio alegra al padre, Pero el hijo necio es tristeza de su madre.

Proverbios 13:24 El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; Mas el que lo ama, desde temprano lo corrige.

Proverbios 16:6 Con misericordia y verdad se corrige el pecado, Y con el temor de Jehová los hombres se apartan del mal.

Proverbios 23:13 No rehúses corregir al muchacho; Porque si lo castigas con vara, no morirá. Lo castigarás con vara, Y librarás su alma del Seol.

Proverbios 29:17 Corrige a tu hijo, y te dará descanso, Y dará alegría a tu alma.

Proverbios 22:15 La necedad está ligada en el corazón del muchacho; Mas la vara de la corrección la alejará de él.

Proverbios 29:15 La vara y la corrección dan sabiduría; Mas el muchacho consentido avergonzará a su madre.

Proverbios 19:18 Castiga a tu hijo en tanto que hay esperanza; Mas no se apresure tu alma para destruirlo.

 

escrito por: Daniel C. Ruacho

  

 

 

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